sábado, 1 de junio de 2019
Los Húsares Alados
Es junio.
Elemental y práctico.
La realidad -otra vez la realidad- se disuelve
entre la lucidez.
Un conjunto de húsares en la orilla del mar
piensa en la niebla. Todos son alados.
Entretelones y vicios en un plano de madera
y su continuidad de zinc recuerdan la gravedad.
La gravedad conjuró
esta hoja, que danza en el aire antes de alcanzar
la tierra.
El peso de los astros que no pueden verse es
ferviente. A sus sombras pertenece lo fervoroso.
Lo magnético.
Las superficies donde el desencanto
adquiere la naturaleza de una reminiscencia,
oprimen la lluvia.
Junio.
Con un pan en en la boca.
Con un zoológico de espuma en las olas.
Lleno de hisopos y leyendas de
guepardos.
De esbozos o multiplicaciones con
legislaciones de neón asistiendo a la contemplación
de una llama.
De un sol que se agita
entre la apariencia de un navío azotado por
la magia.
O la metáfora que se abisma detrás
de un pensamiento.
Aquel que hace unos segundos unió una idea
con la soledad de la playa.
Y guardo para si mismo ese secreto.
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