martes, 4 de junio de 2019

El Rito Silencioso






He seguido tu corazón hasta uno de los relojes que
cuelgan de un árbol.
Creyendo que así podría oír el tiempo.

Pero el tiempo es un rito silencioso.

He ido detrás de tu corazón porque así encontraría 
el que vibra debajo de mi pecho.
Pero los árboles sobre la tierra ya se despedazan.

El viento ahora que miro es una manzana.
Una tempestad sin raíces.
Un alfabeto con el cual uno duerme y llega en
ocasiones al sueño.
Uno que desconocemos pero sin embargo 
se agita en cada uno. Suspendiendo
aquel que poseemos.

He seguido tu corazón porque no se trata sólo de
relojes. También es un asunto de brújulas.
De pergaminos que fueron citados por el otoño.
De mareas donde un pelícano roba cada mañana el
brillo. El destello. Una que otra pulsación.
Algo más temerario que la vida cifrado
por la más terrible belleza.

Sí. La belleza debe ser terrible para poder 
comprenderla.

Para lograr ser oprimido por ella.

Pero cómo saberlo.

Cómo saberlo si apenas se llega a ello
hablando con un texto y concluyendo que es así.

Por lo demás.

He seguido tu corazón hasta un reloj que se
suspende en un árbol.

Creyendo que así podría contemplar el tiempo.







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