miércoles, 19 de junio de 2019
El Arbol
El árbol.
Siempre mediterráneo.
Entomólogo en alguna medida.
Reconquistado por el ámbar de
sus hojas.
El idilio o un drama que a veces
no logra completarlo.
La manzana con raíces y en una
de ellas podrían ser los hemisferios.
Los límites apolíneos.
El árbol lleno de motocicletas.
La lluvia auroral sin definiciones.
Intuyendo en el rigor de un pétalo
mustias geografías.
Míticos desamparos con los cuales
atravesamos una noche.
Ese raro desciframiento entonces.
Ese legendario regreso a una
nube.
Tocado por la sensibilidad
de un sujeto. En la cual incursionan
los apetitos de una liebre.
Sus espirales.
Ese árbol que trajina con sus espirales
luego de haber dejado todo.
Disciplinado sólo por parpadeos
donde dios logra convertirse
en vacío.
Ese árbol con intenciones de madera.
Crucificando ciudades que sólo
muestran el plural de sus legañas.
El relente de sus
conversiones, así como atigrado
asciende a un camello.
A una dialéctica.
Más o menos.
A una abstracción donde nuestros
pensamientos vuelven a colisionar.
Con aquellos formados por la
naturaleza.
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