martes, 25 de junio de 2019
Gráfico Binario
A la siguiente calle el navío.
Nadie sabe como ha encallado en el cemento.
Tampoco se sabe de qué manera dejó
atrás el mar. Ningún hombre lo
vio pasar desde las ventanas de sus casas.
En su proa el albedrío y en uno de sus mástiles
el hombre no quiere que le quiten su respectivo nudo.
Aún conserva en sus oídos el sonido de las sirenas.
Desde entonces el universo para él está compuesto
en esencia de ellas. Por allí uno que otro
abecedario. Por allí uno que otro
madero. Un reno binario.
A la siguiente calle una línea de hormigas.
Un vertedero. Un manantial.
Una península de oboes.
La sal de un arpa en los labios y en las encías
el estribor de nuestra mitología.
Precipitándose sobre un ignoto mar.
Adolescente.
Tribuno de las primeras piedras y elefantes
que construyeron el ruido en los ojos de un lagarto.
Porqué allí.
Porqué los ojos de un lagarto son una
extraña metafísica al final donde construyese
una película.
Un jabón de ámbar.
Un dios.
Presuntamente un dios.
Caminando a un ministerio.
En cada uno de sus pasos se desvanece una
logística.
Una que pertenece a los jaguares.
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