viernes, 28 de junio de 2019
El Espacio del Latido
Han pasado días.
En apariencia podrían ser los necesarios.
No sé si indispensables.
El pájaro que conocí por la mañana se
halla ahora en un poema.
No debería ser así.
Ningún pájaro debería vivir
en un poema.
Ni como verbo.
-si es que puede ser verbo-
Tampoco como metáfora.
Mucho menos como alegoría.
Han pasado algunos días.
No tienen que ver con la definición.
Sin embargo en mi recuerdo
alguna de sus imágenes-
están llenas de neologismos.
-todo neologismo es una definición-
Además tales imágenes están colmadas
de patios
y algo sintáctico en
cada rostro que miro mientras caminan
en ellas deambula.
-no es nuestro mágico insomnio-
Cada uno de los ojos en esos rostros
podría estar ligado a un
símbolo.
A un semáforo.
A la ruta para llegar a la nieve o el
precipicio donde la neblina
dilata un pubis.
Yo lo señalo pero no desde
el adverbio.
Claro, están los bosques
y horóscopos.
Han pasado días.
El circulo es una pirámide.
Un niño vuelve a una mandíbula.
El arpa al parecer dejó de ser
un sustantivo y se convirtió en drama.
Un espiral contuvo el aliento
e igual que mi corazón
oprimió su pecho.
El latido ahora no tiene el mismo
territorio.
Su duración en el pecho
ocupa el espacio que posee uno más.
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