viernes, 13 de enero de 2017

Poema





Quizà una palabra sea una forma del sueño.
De las corolas entre los emperdibles.
De los nombres si son azules-contemporaneos y radican
en los silencios de una liana.
En una peninsula abstraida por un gladiolo.

Tal vez sea la llegada al oxido.
A los menguantes de magnesio que jalan una gota de 
azufre de las lagunas y la arrastran luego a la tierra.
A los ritmos que hay en el metal despuès de una fiebre
o una larga conmociòn plagada de asteriscos.
Tal vez sea el encuentro con ese futuro donde son
esquirladas las cosas hasta alcanzar el tratado de una nube.

Mientras tanto el mar es cientifico.
Miles de epistemes se dirigen entre la marea a la orilla.

Entre esa marea hay tambièn brùjulas pero es algo que
personalmente me es incomprensible.

Todas las brùjulas viven sobre la tierra o en su defecto
atraviesan las salas y los dormitorios.
Se alimentan del tiempo al estamparse entre la realidad.
Golpean con sus sombras el espacio.

Quizà una palabra sea una forma del sueño.
Una metàfora que termina por buscar en los muelles
la naturaleza de algùn siseo entramado
en jirones de hule.

En espirales de carne.

En diluvios de entrañas en el cuerpo.

Donde el alma y el corazòn resisten.









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