sábado, 7 de enero de 2017
Ebrias de Acidos
La existencia que es siempre de triangulos.
El lunar de un perro en la lengua.
La lògica del violìn debajo de la arena.
El vilo que esparce sobre los opuestos, polinomios.
Las conjeturas del sol en las hojas.
Los lìmites entre campanas de azucar donde rielan
hasta lo sobrenatural los agujeros de los
poros.
Las intermitencias.
El escalofrìo en las manzanas de la lluvia.
Ese exilio de la vida entre la relatividad.
Las fronteras de todo aquello que es terrestre
en funciòn de una metàfora.
De una metàfora o una plaga de àrboles
en los frigorificos.
El pliegue dedicado a las sombras; por lo general
alimentadas por pelicanos.
El pergamino donde las lechuzas se reconocen
llenas de tiendas o ferias. Completamente ebrias
de acidos.
La espuma de los palcos por ser inalcanzable.
El menguante del tropico y la flor que se hace cenizas
en algùn zoològico.
Lumenes invertebradas formandose
sobre los collares. Entre las escaleras de chapas
tejidas por una cola.
Lumenes que llevan esquirlas de rumiantes
durmiendo entre praderas de encìas.
Y ello posee la apariencia de un reino de
espinas.
De espinas celestes que danzan.
Una y otra vez entre los fuselajes.
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