viernes, 23 de septiembre de 2016
El Roce del Aceite
Detràs del agua, a cierta hora llena de efigies
o helices muy cerca del frìo y las primeras escamas
que deja el invierno en los tallos.
Còmo vive un helice cerca del frìo?
Cùal es el origen de las primeras escamas en los tallos
cuando los objetos se hacen amarillos?
Detràs del agua mientras frutos de zinc ascienden
entre las cejas igual que un caliz o la xilografìa de un
corte en las uñas.
En los patrimonios y las esquinas de este cretaceo
individual con el que miro a veces el horizonte.
Entre las brùjulas y los campeonatos de seda
donde aquel horizonte se deja mirar, no lo sè.
En las escanfandras. En las orillas junto a
un buzo que deletrea entre acantilados aquello
que es menguante.
Junto a los talismanes que se forman
escalando rojas intensidades de nucas. Detràs
del agua donde el mundo deja de ser un manantial
y en las esquinas un ser atigrado mira con
un telescopio los planetas...Alguien pregunta porquè.
No es sòlo por las orbitas que los sostienen, no.
Quizà debe ser por un espìritu lejano que mora en
su interior llevando una selva.
Tal vez debe ser por un jardìn donde el petroleo
es cultivado y las abejas en lugar
de polen, se intruyen en
sus alas con urnas de kerosene.
Tal ser atigrado
debe ser lo remoto que llega
con la sintesis de un naipe, cuando
la sangre derrama en ella su magia.
Pertenece a un hilo.
A un desastre en el viento enquistado en alguna
laguna que la brisa olvida en las tiendas.
A un periscopio - con lados de vidrio- entonando
leyendas de sueño a quemarropa.
O la velocidad de una ola cuando se ahoga en la playa.
El trineo encerrado en un corpusculo.
La gravedad con misterios de algebra en su nuca.
Mientras los polinomios dicen adios sobre
fragatas tensadas por el roce del
aceite sobre el infinito.
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