miércoles, 14 de septiembre de 2016

A Travès de lo Irreconocible






Como si el oceano llegara a una calle
antes de despertar y el sonido de la brisa 
encontrara la realidad en sus raices
un instante antes de alcanzar los precipìcios.

Igual al viento cuando deletrea y el idioma
se hace de cera en el aire como un diseño
de antilopes cuando duermen entre las rafagas.

En los retratos de la luna al calzar acertijos
y encrucijadas en los astros, mientras una orbita
persigue regueros de vidrio en las orillas.

Como si se reencarnaran entre los frutos 
civilizaciones de elixires y los rìos del invierno
alargaran sus tradiciones de hierro en las helices.

Mientras el viento toma promontorios y urnas
que yerran entre los coliseos y lo antediluviano es
una forma amarilla que escapa a la ruina y el
espacio.

En ese espacio que semejante a un espejo
desnuda los zoologicos de nervaduras y frutos
con matices iguales a los que existen en un mediodìa 
de heliotropos.

En las puertas de las sudestadas con un purpura
de jabòn en el pelo y contrariamente a las sienes
es descrita una peninsula de hierba en los mentones.

Como si el atardecer trascendiera entre formas de
plastico arrancadas a las aletas y un gorjeo prehistorico
deambulara en las bocas de los jaguares.

En las bandadas que elevan las cenizas de los opuestos
y en sus alas hay una constelacion rozando los mitos
como lo hace el espìritu en cada palabra.

Como si las distancias recogieran lo infinito en lo remoto
y nada màs que eso remoto pudiera encender en su 
seno lo que llamamos horizonte.

En los castillos donde duermen los cometas con una
manada de àrboles donde escriben la magia y las mandibulas.

Y en los galeones en los cuales el destello se une
a los relampagos, no sin antes haber atravesado lo 
irreconocible.









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