lunes, 8 de julio de 2013

Los Arpones del Presagio






Rememora un ferrocarril; que sea
en tus arpones, en èl quema un lenguaje,
el màs civil que hayas atravesado con tus restos,
lo reconoceràs por la piel rosada
de sus cofradìas
formadas por lo urbano. Si reconoces ello
serà sencillo llegar al tuyo. Por màs
que no adquiera gramàtica en esta
estrofa llega a èl, citalo perverso,
càntale citadino, porque no traficante.

Ten seguridad que provenga de abortos
donde el escalpelo bañò
de extrama unciòn ese arte.

Evoca la pertiga donde la conmociòn
unìa la perversidad con un hastìo,
dejando el asombro en manos
del planeta donde una runa 
era cientifìcamente
el talento de la sangre
en busqueda de huesos.

Vuelve a convertirte en amuleto 
de algùn papaplejico.

Busca medicinas indagando siempre
en los adioses de ese hecho.

Se veterinario nuevamente.

Violenta su pronunciaciòn porque 
jamàs serà un manifiesto.


Reconoce, reconocer es cierta calidad
del encomio donde sòlo un hombre
hila y cala. Que vamos a hacer, 
asi cruza el tarot las esquinas.
Asi concientemente deja
caer uno de sus halos.

No es una epidemia, no señor.
Oir una cabala imprime un sello 
en la arena, en el mismo
dejamos los oidos
para un centelleo
donde aquiescentes tabernàculos
de lecho son los tartaros que presientes.

La escritura relativa al elixir que 
presagias.



Guillermo Paredes Mattos

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