viernes, 5 de julio de 2013

El Desplazamiento entre la Resaca






He atravesado la resaca.
El agua al volver al oceano no impedìa
que recogiera la textura viscosa de la arena mojada.
Un pelìcano en el muelle me trajo un recuerdo
donde el conocimiento era velado por
las escolleras. No era aquel que
recogìa en mis manos,
èste poseìa ya el temblor de mis dedos. Por un
instante pensè que eso era poesìa.

Creì que estaba comparando. Que la humedad
en mis manos incluso era un relàmpago.

Mirè atràs, la geometrìa que un dìa me acompañaba
borraba imagenes. El seco sol de mi intuiciòn
se convertìa en sufijo 
casi semejante a una palma.

He caminado por la arena inundada de agua.
Y sin llegar aùn al muelle mis ojos
pronuncian en su silencio
el sonido de las escolleras.
Mentalmente.
Con toda mi rapacidad.
Desde esa arqueologìa, aprendiendo de
una mecha, de un movil camino 
de una academia.

Olimpico como un hemisferio que ahora se aleja 
tanto con ese muelle como con esa 
escollera.

Y a mì sòlo me deja la arena mojada donde
vive la resaca.

Lugar donde los hombres nunca pueden
desplazarse.




Guillermo Paredes Mattos


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