No soy tanto el dolor, pero poseo memoria de sus vidas,
una a una llenando mi habitaciòn de pensamientos.
Y del dolor al verbo no sòlo hay un paso.
Del pensamiento a la herida no hay mas que diluvios
y recorremos aquellos que fueron titanes
debajo de la noche.
Este dolor, el mìo, el individual, el personal,
el general, el que llena de miedo las ciudades
es arte ahora de vanos purgatorios,
donde dios como el hombre sabe que es tiempo
de mostrar sus tripas.
Yo te escribo dios, te escribo hombre
porque despuès de la naturaleza nadie tocarà mi puerta
y no significa orgullo si simbolo
es solamente esa mesa donde enciendo una vela
para comprobar que la tregua jamàs serà mìa.
La paz, es un columpio de roces con helio,
de manticas de azufre
y yo el de las vìas, el de los paraderos
busco el sentido
sòlo para estrellarme a un poema.
Lo siento magia,
lo que nosotros sabemos es de nosotros.
No nos preguntemos si alguien quiere escucharnnos
creo que oirnos es la unica palabra
creo que sabernos es la menos sabidurìa
y eso lo digo incluso para no creer el vilo de la opiniòn
no soy de aquellos que creen
mucho menos de aquellos que opinan
se trata de afirmar o negar segun el canto de la soledad
y la idolarìa
en mi caso la màs sexual y androgina.
Este es mi pensamiento
evoluciona antes de cualquier caida
respira en los porros con dimension de ajedrez
y perihelio.
Ay señor cuantas noches me quedan para que cada uno
podamos enseñar los intestinos.
Y esa por supuesto es trascendencia
de ninguna parte,
porque oyelo bien en el fondo,
la trascendencia es nada màs una apariencia
y yo juego con ella al lado de mis gatos,
al lado de mis perros
y mi buho blanco agonizando
en la aurora.
Guillermo Paredes Mattos
lunes, 26 de marzo de 2012
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Me la quedo
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