El miedo era puro, una redenciòn de la costumbre
cuando nos alcanza el verano.
Desde esa metàfora, pienso en la figura arqueada
por la muerte.
Y reflexiono con los pocos estambres que rotan
buscando la desiluciòn, las orbitas secretas de la tierra.
El temor, el vacìo que une dos rostros este dìa
me evoca mìsticos abrevaderos y un siquiera muy elàstico
desemboca en deltas que unen durmientes y espacios.
Tambièn la pureza, dormìa alcanzable
entre rodillas de dulces resinas que caen y tejen
o bordan aparejos.
Demencialmente hermètico
para que acontezca.
Como la belleza.
Guillermo Paredes Mattos
martes, 27 de marzo de 2012
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me has enamorado con este poema
ResponderEliminarq belleza, q sensibilidad
amigo eres unico cuando te lo propones
me da igual q seas engreido por lo q te digo, esto es una maravilla