Nunca fuì convencido por alguna palabra
por eso mi reino no es de papel. No hay reino alguno.
No las he llevado en mis zapatos y mis medias
tienen memorias que caen de calles y asfaltos,
a veces de àrboles.
Nunca fuì tentado por la certidumbre.
De noche quien contaba mis pasos era un collarin
iluminado por el màs extraño acromiòn.
De hecho, mi evoluciòn me separa a cada
instante del mono
cuando deberìa unirme.
Y si presento o no catapultas,
lo unico que puedo arrojar desde ellas
son pàjaros.
No es que haya dejado la piedad, en realidad
no me hace caso.
Somos enemigos desde pubertades,
celestes como el manantial de los dedos
o el esqueleto de un ideario fusiforme.
Nunca fuì sereno
creo que la paciencia es vicio de caballos
y de hormigas,
quien quiere comprenderme
es un erràtico idealismo
llegando para concluir otra patraña.
Estoy lleno de trampas.
Nunca fui tentado por ideologos.
Mi polìtica es sòlo un confìn
porque no puedo tomarlo
y si hablo de mì es porque la palabra
esta enmascarandome en ella. Quisiera liberarme
Ello significa - siguiendo el sentido màs lògico- que jamàs
voy a encontrarme.
Pero sigo el juego, uno de pobres cosechas
formado por constelaciones de lunas.
Nunca fuì convencido por algo
en realidad nunca pudo convencerme nada.
De todas las historias que oigo prefiero
las que me ocultan y desplièganse.
Son m`ss deliciosas y tienen algo de pecado,
de perversiòn atroz,
de neurosis si se quiere.
Por ello antes de ver el mar
me pregunto si quiero tomarlo
o me conformo con una gota de agua.
Como fuere, siempre ante ambas posibilidades
mi espìritu vivirà sediento.
Guillermo Paredes Mattos
sábado, 10 de marzo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Vaya pedazo d poema
ResponderEliminarAunque te ries d mi
Tengo q reconocer q eres bueno
Yo no me rìo de ti, ni de nadie.
ResponderEliminar