domingo, 31 de octubre de 2010

Tercetos de Ataudes

Brillos Nicroromanticas XIX


Tengo un vacío del tamaño del crepúsculo
midiendo sus suicidas entre voces de plomo
suspendidas en fugaces historias de locos.

Legendarios en jardines de alas disecadas
toca unido al destiempo un iris desdecido,
un jardín como el viento desgarrado por la olas.

Auras de un camino que escinden sortilegios
aqui también nos pértenecen los que amaron
los que fueron hermeticas ciudades de ojos.

En sus miradas disueltas envuelve una tarde
el inicio mordaz de todas las madreselvas
conjurando el destino entre algas indescifrables.

Oh que yo pude en la vida haber conocido la muerte
que huí entre veces de talismanes que ardían
que corrí en muecines de liras de piedra.

Que levante entre mis urbes solo pronòsticos
y dì a la saliva nombre de pristinas cadencias
arrancadas ahigado de un angel.

Que me detuve a templar ritos en sepulcrales
sensaciones que parten sin amor de las venas
y sólo en la entre vagas existencias aman.

Tengo un vacío que adorna manantiales ebrios
durmientes donde salvas juegan entre trigonos
y se alimentan de barcos rotos por la estrella.

Mustias seducciones que arrojan en la espuma
el grito págano de un mortal con la esperanza
en el instante que todo se acerca a la herida.

Quiero pertenecer a un planeo de huesos
a cadaveres de polen en las alas de una abeja
en mastiles de morgues que irisan hemisferios.

Guardarme una constelacion para mí y después tus ojos
sepan que un brillo fue guardian de este misterio
y que ese fuego jamás dejó que me vaya.

Y que mi alma, a donde vaya recuerde que sòlo oprimiò
ataudes.



Guillermo isaac Paredes Mattos

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