Mi poema es una noche.
Llena de culpas y remordimientos
lo contemporaneo. No es lìrico.
Asciende como una estaciòn en los trenes.
Toca puertas de estandartes pastoreando los acidos
y abedùles de màrmol colgados de mi pereza.
Destinado al erotismo vuelve vàndalo
toda gota de ceniza, todo rehen al acecho,
cualquier extorsiòn que sea plàstica.
Libros de eternidad y barro
elaboran un censo donde los equinoccios arredranse
a interiores de galaxias devorando
ese fracaso.
Su poesìa es ascètica.
Lleva tramites legales en una horca.
Glaciàres como el fragor del verano
debajo de la polvora.
Mi poema y su poesìa lo saben.
Porque nunca tuvieron a los dioses de su parte.
Y tampoco a sus demonios.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
lunes, 4 de octubre de 2010
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