sábado, 9 de octubre de 2010

Concierto de una Torre

Tengo el oceano en su versión divina ante la arena
cuando el destino posa en su inteligencia
una morada llegando desde el purpura
o los nombres escarlatas del silencio.

Poseo el estambre de un acto metálico
el recorrido de bronce en esa frecuencia
la percusión donde el sentido del instante
pesa más que los diluvios.

La mafia de un burdel celeste
caminando por un ficus semejante a una cosa
en esa filigrana de opciones
llamada naturaleza.

Veo una torre y una jabalina dorada
y el corazón de su grito,
en esa semblanza de amor
desterrada por el sueño.

Fúí despreciado mientras venus recogía
en sus labios, dipsómanos relojes de agua
ventarrones lacteos como una pua
la balanza antartica de todos los cabellos.

Asi pasó la humanidad ante mi vida.

Y recien lo sabe.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

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