Poseo la memoria cuya inteligencia se bate
una noche, extraña y verdadera como un vidrio.
En ese movimiento de almenas, mencionadas
por muecines de aire, el destello es frìo
y en sus truenos, la fonètica brota de relàmpagos.
Misterioso entre mi corazòn y las piedras
pregunto en dònde esta mi boca
en dònde el jardìn de bruces con la vispera
el monto sobrecogedor del sueño
la ciudad del suspenso.
Es posible que descubra mi oido
como èl cuando el instante del sonido
quiebra su milagro y ese vòrtice
enseña su espìritu ya objeto
ente que entre la arboleda
y las hojas
florece como una formaciòn
de primogènitos.
Es necesario, que la necesidad haya insinuado
este momento en un instante como este
cuando no hay nada para mì en la vida.
Y lo ùnico que puedo ofrecer
a esa vida es un poema.
Guillermo Paredes Mattos
viernes, 8 de octubre de 2010
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