miércoles, 20 de octubre de 2010

La Grávitacion del Invierno.

Cuando lo petreo llena de griales un ósculo.

Y crispanse noticias que ondulándose
observan lenguajes, trasladados
por rotaciones
de exactas espinas.

Todas con finalidades
de eficiente divinidad
en la frivolidad de mis cuadernos.

De mis paginas un poco sucias,
voliciones del cuarto someter de una ira
con manticas rabias de violines.

En la deformación de planicies
de territorios habitados por deidades
donde se bañan dimensiones de sordidas campanas,
de magias en las portadas
donde el huerto es depósito,
clan de traficantes con peces sin rastros
y farsas de entrañas.

En la dimension de las cúpulas
y ya que las ruinas formarán la delicia
de esta hoguera,
es vital presentir sin necesidad
pero con escaladas de prisiones como la vida
o el latido del cuello
con temblorosas gravitaciones
en los labios, todas
descoloridas en su tregua con algo
más allá de la espuma.

Y ya que no sé que hay después de
la locura, hay que caminar hacia ello.

Hay que dejar atrás mi insomnio.
Por ello arranco de mi pelo el guardían
de una rodilla.

Del cielo palido de las columnas.
De los monumentos con fases de dudas y arrojos
como el número en operaciones de pupilas.


Y para ello hay que llegar al pulso
que haya dejado muy lejos, esa inteligencia
de mis literas. Las que bendijo la angustia
las que perdono el sol un día
de conatos.

De firmes patios donde las criaturas
desde la universalidad de una fosa
también colocaban el viento
sobre cadaveres de primavera.

Y en cada cruz de soledad
despertaban, oprimiendo su soledad
los inviernos.

Todo ello tan gravitacional y desertico.

Tan indomito y puro.





Guillermo Paredes Mattos.

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