miércoles, 28 de julio de 2010

Poema

Poema


Sì. Una Espada. El tiritar
y omniciencias de aventura y espejismos
son fogueadas por el destino
de un hombre
y su furor sagrado.

Pero eso sucede tan lejos. Eso es tan solitario.

Cuando los peciolos tienen el compromiso
con un apellido pero evitan
las hojas, los maderos de
una cruz sobre la serpentinas.

Y en ese tiempo
tus huellas quieren ser invadidas,
la inspiraciòn, tomada por los demàs,
pero tù estàs lejos, el poema habita
ya su propia trascendencia y si quieres
su viudez debe hacer la travesìa
de sus entrañas
para encontrarlo.

Asi tu vida es sacrificada
en un exorcismos
en sus parpados.


Allì, donde la insinuaciòn es una despedida
y recoges tu espìritu porque èste
lo hace a cada instante en el poema.

Y te mantuvo, a pie, a dos, a tres manos
con ìdolos de medusas.


En la subjetividad -tu subvetividad-
cuya noche de religiòn es
asaltada por la magia
de los desembarcos.

Y los rastrillajes.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

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