miércoles, 14 de julio de 2010

El Arbol

El àrbol




Se dice del àrbol, como una leyenda
Se dice de su olor, como una medalla
en una aurora donde las escarapelas
suceden entre nieves perpetuas
entre inmortales
que aprenden
el juramento de la vida en
otros altares.

Se dice y respiran los barcos
al lado de mi penumbra,
el desierto con que escucho las sombras
o el angulo de un ala dionisiaca
fermentando frutos de aquella piedad
cegada por una serpiente
una noche de males.

Somos historias uniendo lo perverso
pero perdiendose finalmente en lo divino
porque el amor no es juego de la luna
ni la tarde
es fuego de esa voluntad aprendiendo
a caminar entre los cisnes
y muriendo cada noche
entre sus rosas.



Guillermo Issac Paredes Mattos

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