viernes, 23 de julio de 2010

El poema es la ceniza de una visiòn



Nunca he vivido por el mar, tampoco por las cosas.

Espero el fín como cualquier equilibrio.

Subido a mi aliento, despistándo a mi soberbia.

Camino en el péndulo de mi extraña psicología
Y toda psicología es un suicidio, al menos la mía.

De emoción en expresión ha creado cartilagos,
tubèrculosis, mafias y epidemias, objetos sin clase
ni brillo, prodigaciones de un mar acadèmico
clasico como el furor o los cometas del agua
ansiosos en la avenida de los desencantos.

Tampoco he vivido por mí, está la vida para ello.

Por eso he supuesto en cada noche tantas cosas.

He callado y he reido, he murmurado y guardado
los secretos para mí de este árbol,
cuando mi silueta es roja por la tarde, cuando es crepuscular
el hemisferio y la desvanecencia, el grito y el forado
las luces de un muerto tocado por la gloria
y su espectación inasible, mitomana en la orilla
ante el lacerarse, ante aquello que los otros
llaman realidad.

Y mi corazòn sòlo lo llama pensamiento.




Guillermo Isaac PaREDES MaTTOS

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