viernes, 16 de julio de 2010

La belleza del Mal - XII

La Belleza del Mal


Aqui en los brazos del mal terminan todas las historias sobre
todos las del bien.

La que lleva ojos cerrados y de noche se acerca para contemplar
como lo hacen los ciegos.


Ellos nunca dicen que hay en la oscuridad.


Aquí en la belleza del mal el mundo no es complice
de estéticas.

Y decir esto es decir que siempre hay un punto en lo lejano.

De no ser asi el pájaro no estaría eternamente
en el cielo
perdido en el vuelo pensando que sólo
asi se escribe una palabra
y anhelando llegar a ella.

Y el hombre confunde ese vuelo
con el suyo.

El de la humanidad està condenado
a dormir debajo de la tierra.

Nunca viví en el rocío. Eso lo dejé para mi sombra
y mi espectro me mantuvo en el aliento de sus noches
mientras dios se inspiraba
dentro de cosas tenebrosas
para ser iluminado.

Yo poseo una visión, es cierto.
Pero es posible que sea motivada por extravismos
por titanes marinos
mi corazón es sólo la ceniza de la orilla.
El postrero monstruo que lleva la esperanza en su cuello
allí donde asaltan impunemente los cuervos.

Sí, en la belleza del mal acaban todas las historias.

El mal no mira la sabiduría,
no puede mirarla
para hacerlo hay que llevar simbolos atroces en el alma
no basta sólo escribir.

Por ello me río de ti poesía, como tú de mí y esa es la unica complicidad
y nuestra maldición esta noche.

Y dejemos al mal cumplir su tarea.

El sigue enhebrando sus agujas en una catedral
de carne
llamado poesía.


Guillermo Isaac Paredes Mattos.

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