lunes, 11 de diciembre de 2017

Alegorìa





Hoy salì apenas clareò de la casa que habito.
El demonio que por lo general llega a cierta hora en ella
hoy lo hizo màs temprano.

Poseo una extraña relaciòn con tal demonio.
En ocasiones hablamos. Incluso creo que hemos compartido
inevitablemente algunas cosas. Tratamos en lo mìnimo
de cruzarnos precisamente por ello.

Lo cierto es que hoy el demonio llegò muy temprano
a esta casa y escupìa. Los demonios no escupen màs que 
acido. Nadie en este mundo podrìa sostener un diàlogo
con el mismo cuando sus palabras tienen
envolturas de acido.

Por lo demàs en la habitaciòn y en la contigua algunas
cosas trotaban.

El ser con el cual hablaba en el amanecer en un sueño
era ya de harina.

El conjunto de legañas con las cuales incursionè en 
el carbòn meditaban en los cursos ahora.
En los heliotropos.

Los tejidos que muerden por la noche una encìa
eran tejidos-constelaciones que descendìan de los cometas.

El mundo en esta casa que habito no habìa cambiado.
Sus volumenes eran los mismos.

Hoy salì temprano de esta casa que habito.

Los pàjaros aùn se encontraban dormidos en las ramas de
los parques.

El mito que por lo general es el espìritu de un ritual
habìa dejado de sostenerse en las cosas. Por lo tanto no
habìa ningun ritual en ellas.

El demonio con el cual habìa colisionado en un mundo
que no era de àrboles y que pertenecìa a la
casa donde vivo.

Los habìa devorado todos.









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