miércoles, 7 de agosto de 2013
Los Cuatro Puntos del Texto
Nos separaban piras y objetos.
Un maleficio.
El estanque del clarividente dormido
en el espacio.
Nos distanciaban tulipanes
y sudorosas siluetas de pavimento
siguen siendo oblicuas
mientras el eco,
bebe alguna colección de hierro
alguna ventana sumida en la inspiración
por la gravedad
de melancólicas hipocrecias.
Y al detenerme en la última oración
concedo esa
febrilidad con que
mi casa de desvanece mientras despierto
cuando la silueta de mi vida
pierde el color nocturno
de una hoja
en altamar
o la terraza donde la novedad
se une al hielo
para intuir por conocimiento
y continuidad un
relámpago
un susto que tenga la dirección
del miedo
una cabecera donde
todo devenir enumera cabezas
igual que un ideólogo,
con la poca mentalidad del doctrinario
tomado por los sentidos
que al crecer en las manos
abandonan una interpretación al desierto.
Y ello es absoluto como
toda idea.
Sólo basta observar un poco.
Necesario escribir
de nuevo al mito.
Sin esperar que
responda.
Guillermo Paredes Mattos
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