martes, 27 de agosto de 2013

La Peninsula del Archipielago






Allì empezaba el archipièlago. Lo habìa
escrito una peninsula.

Yo habìa comparado a los trenes 
y escrito en ciudades de
agua antes de
dormir
en ellos, pero no encontraba 
el sueño.

Era entendible. Lògico. Pero lo
lògico y entendible
son tesituras 
que no
llevè jamàs en mi rostro
y oì de los ficus,
remordimientos
mas ancestrales de los cuales
guarda nociòn 
un hombre.

Y me hice culpable junto a los
brocales, donde la imaginaciòn deja
atràs el enigma. El culto completo 
a las agujas y los esquimales.
Yo supe de ello, hasta esa 
especulaciòn que empuña
el vaticinio de la
merea antes 
de la locura y los faroles.

Antes del sol cuando cita al universo
acompañado de dioses y puñales.

Todos formados por asteroides
de nieve.

Todos ultimados por mancias
de granito.

Allì donde sòlo la piedra
graba su lenguaje.



Guillermo Paredes



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