sábado, 31 de agosto de 2013
Coyuntura del Yelmo
Dejo a la casta una siguiente pua.
Al manifiesto, la lluvia en comùn.
Alguien que enarbola y junto a èl,
durmientes de aristas y contradicciòn
mutando en vilos de apariencia,
cuando el cefiro yerra en los jacintos.
Muy cerca el testimonio del velamen
convertido en acuario, el martinete
del cirio sin mucha lejanìa, mientras
el universo duerme, pero cierto iris
empala en el misterio una habitaciòn
de ciencia sin palabras, dorada
por la libertad de un oceano que
porta en su albedrìo la talla de ningun
oleaje, mucho menos, el de inocencias
contiguas a la sangre, las que a veces
detienen el fanatismo, el desastre,
un terrorismo de aceite, envuelto por
llamaradas de subversibos giros
que la silaba diò al empezar
su camino.
Creyendo que el mismo habìa
terminado.
Guillermo Paredes Mattos
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