domingo, 16 de junio de 2013
Un Hueso entre la Magia
Descifré un adivino una noche
donde no se logra ver a los muertos: Una creación
bajo la tierra de carne, en ceremonias de funerales
y sepelios. Entré a la noche con
una coherencia más
y apolineo, busqué una fragata en el tiempo,
una que bajo oceanos de hilos
desembarcara apenas
con la gravedad
de cosas siniestras entre las tinieblas. Pensé
animando al ente indómito del adivino,
tomando huesos de ese muerto
como él lo hacía,
me dejé llevar a los confines
de esa inspiración
llamada esquirla.
Descubrí luego que la vida no sólo era
ese momento.
Intenté corregir ese instante.
Movilizarlo junto a un vikingo.
Descifré un sangrado de brújulas allí.
La canción de celestes desvaríos -compulsiva y fría-
en mi diluvio de arcas con epitafios
o epitetos que recorrían cada amanecer
la quimica del venado,
la humareda de una criatura
verdecida por el aliento
de la rafaga ,
comprendida entre la ilusión
que recrea extasiada
una hipnosis de magia.
Aquella abierta por el tiempo
en el corazón de un adivino.
Hasta encontrar allí
la magia de un hueso.
Guillermo Paredes Mattos
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