Tenso al mar de siempre en goletas marrones
en su ceremonia de alas y reflejos
en aquellas praderas que van de la luz
a una tiniebla.
Tiemplo allì el pièlago de mis pupilas
la imagen sangrienta de lo sagrado en el agua
recogiendo recuerdos de estancias con lo divino.
Aquella es su memoria, desciende del hado
transforma este instante en inspiraciones de piedra
y leal a sus simbolos escoge aquel que habla.
Toma tambièn el silencio del que duerme
sobre distancias de redes tejidas por el deseo
por vertigos luminosos de incienzos y calìz.
Fiel a la afrenta mantiene el helecho en cada cita
y despunta entre navios de extraños miradores,
mi dimensiòn es azul y es silueta de otros labios.
Si miras la señal, descansa sobre su uniforme
es cadencia y sepulcro de lo que no pervierte
y encima el canto trascendente desde una pupila.
Tenso al mar, porque escudriña seres entre los candelabros
y llora al lado de su evangelio igual que un desierto
que nocturnas torres eligiendo asaltos.
Este es el decir de calles que jamas nos hallaron.
Se vive dentro de las hojas igual que la arena
se muere dentro de la vida, igual que la vida.
Mi lenguaje se pierde, esta lleno de rendijas
borracho y perfecto, adolece de inmensidades
sabio enfermo de todas sus reliquias. Por ello,
este vicioso del mar lo miro desde lejos
no entrego una de mis venas si no ha amado
aunque su amor siempre viva en el misterio.
Guillermo isaac paredes mattos
jueves, 28 de abril de 2011
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