Existiò un tiempo en que la noche convulsionaba
desatando astros.
Noche bajo la cual el universo multiplicaba.
Asi creaba estrellas.
Ese laberinto era mediatico, era conjunto
liberando flores de carne...Halògenas, como la expresiòn
acostumbrada a un rocìo de piel,
a un vestibulo.
Fue creado por vestidos sumidos en naturalezas
que trepanaban la hoja
para llegar a una sìlaba.
Al horizonte donde escapaba una lìnea
buscando convertirse en una làpida.
Làpidas rematadas en escaramuzas de fiebre.
En matanzas de insomnes sonatas donde mi corazòn
cumplìa con su pulso.
No tuve a nadie màs en sus pasos
por ello nunca medìa la noche, nunca mis pasos,
nunca el hilo de la belleza
o su desastre - da lo mismo- cuando el canto
es una citara siniestra jugando en pieles de titanes
que cumplieron un ciclo.
Y estàn cerca de la muerte o la locura
aprendiendo a acariciarla.
A buscar el temple con el cual poder besarla.
O ser herido - es lo mismo- que estar muerto.
Y esto sòlo existe en esa conciencia
que nos eleva a esa belleza
donde lo intentamos.
O la intenciòn se dedica a burlarse
de nosotros.
Guillermo Isaac paredes mattos
martes, 26 de abril de 2011
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muy bella, se puede visualizar el poema, felicidades
ResponderEliminarLa popular maitechu...Un abrazo mi estimada niña.
ResponderEliminarY quem las foscas y las brunas te acompañen.