sábado, 9 de abril de 2011

El Final del Fuego

Y esa luz buscando su propia
direcciòn.

Ese corte de inspiraciòn frìo, casi humedo como
las tinieblas.

Entre cohortes de ojos naturales
abriendo el espejo dorado, tambièn evanescente,
que lleva el asiento y propicia muladares,
voces demasiado a la trascienda en esta ventana
donde el vidrio se despedaza
para asi volver a unirse.

Pero no todo està hecho de regresos.

No todo da la vuelta con su minotauro,
hay serpientes que lo alargan en su mitologìa
con un conocimiento asilado entre espinas
y puas invernales como ferroviarios anhelos
donde nunca cae el silo,
el ventilador, la morada
de una caricia entregada al eco
y el logro de expropiarlo del sonido.

Cosa burocràtica por supuesto.


Pero no todo, existe en el sonido. Aùn creo
ser lùdico y lìrico segùn mi opiniòn.

Pero la existencia lo apaga en lirios de fuego
para que el pètalo halle su intensidad,
la inmensidad del nardo màs ardiente
donde una axila
o una reacciòn de la niebla
concibe èste adulterio, èsta coartada.

Y yo me quedo en ese fìn sin secretos.

Con miles de antros que apagar y encender en
mis sueños.

Como si esa llama perteneciera a
mi espìritu.

Y no es asi.




Guillermo isaac paredes mattos

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