Nuevamente el relàmpago. Aquel
de la circunstancia, aquel del brillo.
Y mi patio a quemarropa, buscando su dios
de adn.
Su nombre inmemorial, el circulo donde
la particula enmudece al mar
para seguir viviendo.
Pero el mar calla sòlo entre vacìos de lunas.
Entre ovulos de ensueño o enfebrecidos sargazos
donde los espolones citan nuestro corazòn
en vano.
Y en vano es dilatar la piel.
Estructurarla en un mundo de trampas y dicotomìas.
Yo quiero una màs èste dìa.
Una que salte la alambrada.
Que doble su esqueleto en esa voluntad
sin regreso, rebelde como una trono de vidrio
asolando tiendas de pubis.
Transtornos semejantes a una balsa
eligiendo hemisferios errantes
condenados a la inteligencia
de una herida.
Y esa es es uno de los màs
terribles conocimientos.
Guillermo isaac paredes mattos
lunes, 18 de abril de 2011
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