jueves, 11 de febrero de 2010

Los Clanes de la Muerte

Los Clanes de la Muerte


II


La Luz se cierra entre la trascendencia
como un lugar sagrado.

La revelaciòn te ha dado hoy una cresta
para oirlo.

Una luna de espuma lleva el borde
del ensimismamiento.

Otro dios abre la muerte.

Con ello descubres un templo, allì
la silueta encarnizada,
el universo idèntico al paraje
de arcanas respuestas al cielo,
ya sin un solo anfitriòn,
ya sin poetas.

Y en esa luz coloquialmente se piensa.

Los monòlogos abren diagramas
o nombres sobrenaturales
en balaustradas de abismos.

Huertos donde la piel
siembra como un fantasma el obrar
de su propio hechizo.

Y tù percibes espìritu
que el lenguaje de la muerte existe
pues està lleno de clanes.

Busquemos un idioma de sangre
entre ellos.



III



Alguien adentro, muy adentro de una expresiòn,
por ello su destino fuè herido
por la sensibilidad
que separa
la noche de las sombras.

En mi frente, ello era aprioristico.

Una fìsica de pocos dilemas.

Una cabellera sin misticismo.


Algo muy interior
llevando la duda que eleva fortalezas
de navegantes extraños,
los que no forman parte del aire al respìrar,
los que leen en sepulcros y tumbas sin ojos
y la lìnea de esa mirada se dobla
buscando el vortice,
el fracaso de la necesidad,
quizà posea garuas como la naturaleza,
puedo creer que perpetuarà un poco màs
este acento en la pràctica.

Pero es lamentable ser interior, gramàtical y mortal
a la vez, pues estos objetos
tendràn que descubrirse a si mismos
desde la nada.

La intenciòn de su brillo es leer
infinitos imperios
que cuelgan desnudos sobre sus formas.

Este poema termina citando sòlo uno
de sus sueños.

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