El Cristal Forense
Ciega oleaje y no dejes tu mentalidad para una fosa.
Que arañas de òpalo unan cada amanecer la vibraciòn
donde tus despojos quiebran horòscopos, velàmenes
con erotismo de salvaciòn y talismanes.
Sobre la sensualidad del carbòn vuelve
a disponer del pellejo,
de sus ciudades de piel y medita un poco en esa historia
llena de màgicas evoluciones.
Arranca del monòlogo un grial
la noticia del amor por un espejo
mira al lado de tu figura y pregunta porque
jamàs -como el hombre- poseiste ojos
en tu nuca, asi hubieras observado
todos los desplazamientos de lo ùnico
que puede seguirnos.
Su nombre es sombra.
Despierten objetos, la cultura nos aguarda con
fechas de hipocrecia en el pecho y hay cantinas de sol
para sacrificar los monologos vidriosos
que el destino empuja a las cicatrices del hombre,
a los asteriscos del ser
a la explicaciòn amarilla que la hierba
hunde en flotas de piedra
y novedades
con anfitriones de palidas feromonas
de extrañas plastilinas.
Llamemoslos funerales, cristales forenses
de mejilas croatas, torna aquì el tiempo
declinarando como tu nombre entre articulos
de la memoria, goznes donde la intuiciòn
es deshdratada hasta la entrada
de un imperio
en los nichos, preparados
por mi anhelo
para un ave.
Oye este martirio, es màs mìo porque
no me pertenece, està lleno de fraudes y calamidades
de circuitos de platino bajo el helio
de un escarlata cadaver.
Ciega oleaje, deja que alumbren la palidez
esa anemia de una partida, ese habito de implorar
lleno de lujuria en los brazos de una ventana.
Porque dinastias de neurosis
llegan hoy con el metabolimos nocturno
del tremante.
Acuchilla el tornasol por ello, no dejes vivir màs
que aquello sirgando en la flora de un ingravido estreno
donde la belleza camina atroz
hacia las cosas.
Guillermo Isaac Paredes Mattos.
martes, 23 de febrero de 2010
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