lunes, 17 de septiembre de 2018
Las Siluetas en las Palabras
Hasta cierto punto es verdad.
Lo verosimil es verdad.
Igual que un tautològico perro muerde
la silueta de las cosas.
Inunda la soledad de voceos.
De emperdibles cuyas siluetas en
alguna ocasiòn encontraron el sueño
entre la hojarasca.
En una aceituna con forma ambar.
Prologos noèticos que con sus
labios fijaron estaciones y nervaduras.
Misteriosos aleteos que
incomparablemente creyeron oir
el siseo de los intestinos.
En realidad eran los acidos.
El principio de una
gastritis.
Hasta cierto punto.
El sueño es un espejo que recientemente
pronuncia un nombre y ello es
como una manifestaciòn
erradicando inutilmente de la memoria
aquel manufacturado por
las sienes.
Por un legado industrial de camellos.
De arañas que cruzan el desierto
anhelando colisionar con
un pubis.
-yo sè que tambièn con todos los
rinocerontes del mundo-
Oh señor de las orgìas que cuentas
las mandibulas.
Oh soledad de este principio
y todo principio no es màs que ese
diario final donde los carbones
fijan un cuchillo en el polen.
Un poetico mastodonte
una linea meridional
en el cual las brùjulas llevan
identidades.
Cuantificadores.
Langostas con osos hormigueros
en sus alas.
Y en los cuales desde mitopoyèticos
nucleos
-no es absoluto-
ascienden hacia inutilea poemas
las sombras que forman las siluetas de todas
las palabras.
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