jueves, 27 de septiembre de 2018
El Perfecto Lugar
Recuerdo que el ave no dejaba ver sus parpados cuando
llegué. Ahora lo hace.
Busco el principio de un pensamiento -pero eso es tan
relativo- tanto como su fín.
Las manadas son como hordas a lo lejos. Yo no digo que
no se sigan pareciendo a aquellas que vibran en la realidad.
Yo no sostengo cosas que se repiten como el sonido de una
bocina.
-los únicos capaces de sostener ello son los automóviles-
Yo creo en el latido que se incrustó por un segundo
en esa bocina.
-ello pertenece a lo verosímil, más que cualquier otra cosa
en el mundo-
Recuerdo las palabras que se despedían de tus labios.
Lo hago a diario porque mi intención es que esa imagen
nunca se desgaste. Espero que no sea nada más que mi
intención.
Mira -puedes hacerlo- el navío en el hemisferio aún
cierra sus ojos buscando encontrar sus lágrimas.
Al igual que yo pregúntate qué profunda tristeza esconde
en su oscuridad.
Y porqué las sombras y penumbras son el perfecto lugar
para encontrar su dolor.
Igual como lo hacen nuestras heridas.
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