miércoles, 26 de septiembre de 2018

Desasimiento Formal I





El invierno como una supernova en la
arena alimentandose de las dunas.

Un circuito de equidistancias a mi derecha
pero a la izquierda si interpreto el espacio también
es lo mismo. Más equidistancias.

En todas yerran los hombres.
Más apurados este día en relación a otros.
Una gota de pus cae de sus labios.
Memorablemente o no también es denominada saliva.
Diálogo. Cinta o cuaderno donde
vira la especulación igual que
un sagrado jabalí.

Pero no importa.
Es desasido el lenguaje en las puertas de 
toda raíz y en sus almanaques los circulos allanan
encrucijadas de brea como si
fueran cometas.

¡Algo más hay que saber?

Digo. La ráfaga helicoidal y no-fusiforme que 
desciende del rostro batuteada por una hemorragia
o una envergadura invisible
que la carne en los labios -no sé cómo- vuelve
a transformar en palabra.

En verbo con muchas -demasiadas- intermitencias.

-¡conocerán los cisnes de ello?-

Las corolas.
Esos seres que conocí en el prólogo
de las hojas.
El miedo oficial de los cuchillos al penetrar la carne.
El aliento con que los pseudonimos llegan 
al mar escalando poemas 
de arena.

Desde los cuales todo es inutil.

Podrás ver desde ellos las olas.

Pero jamás sus estelas.





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