jueves, 27 de septiembre de 2018

El Viento -lo creo fervientemente- aún era de Trigo





El pétalo se hallaba dormido en una de tus manos.
Al igual que tú sobre la hierba.

Tal hierba evitaba que tu cuerpo se sumergiera 
entre la misma.

-Sí. Lo sé. En ese tiempo -menos que ahora- buscabas
las raices-

Era un día cualquiera de espejismos. De aquellos que 
trotan al lado del carbón. Siempre en el carbòn.

La luna se encontraba en tu cuello y te decía palabras
secretas. Como eran secretas jamás las pronunciaste.

Yo las busqué en el misterio tanto como
ahora las busco. Lo hice durante siglos. Pero llegué
a otras. Las mismas me condujeron a inutiles
poemas.

-no todo nos conduce a inutiles poemas, no todo-

El viento -lo creo fervientemente aún- era de trigo.

Tus cabellos tenían un rigor azabache.

-tú confesarías después que lo robaste del horizonte-

Pero en ese tiempo lo sabìamos.

Aùn ahora lo sabemos.

Con ese tipo de crimenes no se pierde el cielo.





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