lunes, 2 de octubre de 2017

Los Buitres de Hielo






La aurora es una hoja.
Las cortinas del aire despiertan igual que 
muros azules entre las ramas.
-cosa curiosa-
En el interior del amor hay una corola que muere
como un pàjaro. Sus plumas de vidrio por la tarde han
dejado de tocar el aire.

Adioses formando racimos en una andanada.
Una donde los siglos liberan jardines de cuchillos.
Eslabones conjurados por indòmitos simulacros
de judios.

Por aceitunas de sol errantes en un camino 
cuyas estelas son enumerados por universos de goma. 
Todos con una idea particular y absoluta del agua.
Con un criterio de sal frecuentando en el amanecer
algùn sueño. Ese que no es habitado por 
nosotros. Ese que calza una daga
o en su defecto amenaza a las iguanas que viven
secretamente entre la
nieve, bajo fervientes cupulas de sangre.
Todas acariciadas por buitres de hielo.

Himnos de sol para esa ternura habitada 
nada màs que por una manzana.
Fragmentos de piel en un manantial donde
el sol dilata la espuma de las superficies. 
Adoquines de pus en un crepùsculo de arboles 
donde la pureza es un fidedigno carbòn
izado por los druidas
para aquellos que caen por los precipicios.
Sòlo para aquellos.

La aurora es una hoja.
Puede ser una nota. Un cirio de cascaras.
Una branquia por donde lo vertiginoso es de sodio.
Una resina de acrilico.

Desplegandose hacia la realidad.

Igual que un martillo.








No hay comentarios:

Publicar un comentario