viernes, 20 de octubre de 2017
La Otra Realidad
Lo ardiente llega de una palabra.
Llega para escribir de las ojeras que descienden
con una libelula en sus dientes. De los
prismaticos en ellos.
El universo encarna astros en esta hora
de logartimos.
El pàjaro debe ser lunar para comprenderlo.
Entrenado por bocinas de carros alucinantes.
La interpretaciòn sacude una linea para
golpear las quimeras.
La brisa despierta un monòlogo. Es lo primero
que despìerta la brisa cuando se abren los ojos
y el mundo semeja una constelaciòn
interceptada en su trayectoria sòlo por
el pensamiento.
Tal constelaciòn conduce una pantera.
Una especie de verbo que no lo es.
Un reflejo descifra entonces la primera llamarada.
Pero hay cosas que llegan de otra realidad
para mezclarse con aquellas que llegan de una
palabra.
Las cadencias. Los filtros secretos.
La metamorfosis por las cuales se elevan hacia los
pàjaros las multiplicaciones.
Los regueros que forman los himnos en un
dragaminas.
En los espejos creados por las bolicheras
junto a una cadena.
O una forma de relieves.
Donde tambièn el teatro de la palabra empieza.
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