Existen cadenas y muchachos de tinieblas que
hunden los muelles.
Sobre ellos la realidad dejò un tinte de màstiles
y prostibulos.
Una ramera partiendo hacia el sol un mediodìa
de turbantes, de supersticiones.
Hay dos calles siempre separàndose y ningùn motivo
vuelve a la razòn por ello.
Bajo ese desmedro se sigue creando.
En ese orden de extraña luz, adosado
a especies legislativas. Intepretativas.
Con exègesis de vortices declamatorios,
donde el universo sigue en pie
con mitad de una fuga.
Y el ùnico elemento girando en ella
es lo completo.
Guillermo isaac paredes mattos
sábado, 19 de marzo de 2011
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