Sè que el dìa juega papeles extraños
y es alba.
Sè de auroras.
Del ojo de mi literatura despertando
muy temprano para verme.
Y mi inspiraciòn reacia a las brùjulas,
a los encontronazos, despabila un huerto,
una infamia, con venados de papel
somnolientos como
la iridiscencia.
Y vivì con esa presiòn cerrando una uña
para inquirir en la destreza
con la cual una liturgia
evoluciona al àrbol,
aplacando su pira de emociòn
su expedicionario confìn,
donde el sentimiento abre un ataud
para dar testimonio de la nieve.
De los mensajeros con poses
de agua en mi adios.
Mi adios de liendre.
Tambièn de suciedad y polvo.
Mi adios de adioses con equilateros
de cacofonìa.
Donde la lògica aguarda un atlas
de escarcha.
Y en su corazòn la sombra
casi dormida
de un sonido que no encuentro,
de una construcciòn imposible de decir,
ajena al diàlogo y las partes extremas
del trecho hermafrodito.
Donde un invierno nunca màs logrò
despertar un camino.
Guillermo paredes mattos
viernes, 11 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario