martes, 22 de marzo de 2011

El Poema y el Destino

Con perdòn del amor, la noche tambièn es
otra doctrina





Tenìa una historia, me habìa creado.

Saltaba por mis ojos, despistada por mi frente
suspendìa su cuello igual al mìo
al ser ahorcado por las cosas.

Por lo demàs se borraba entre la gente.

Tambièn en la realidad.



Hasta los objetos llegaban a esa fiesta,
nubes moradas debido a la falta de aire caìan,
vientos que ya no pueden tomar
un pedazo de ràfaga,
ràfagas que olvidan resplandores
de miseros navegantes -con letras pequeñas-
cuando sus latidos buscan patios de azur
para el rocìo,
el elemento temprano de la nada,
la fortuna del halo mientras el destino
atraviesa su casa con un vaticinio
de pàlidos estandartes.

De mìsticas banderas.

Soplos como un guardian de otro tamaño.



Tenìa una historia, meditè en sus recorridos.

Hoy vuelvo a tomar esa sustancia en sus pòmulos
para representar la medida de una venia,
del paladar ahora que su misiòn
sobre esta escollera ha partido
y yo el que escribìa, camina con escopetas
de presentes con sustantivos de torres
o traversas, performances donde vivir
serà nuevamente este final amarillo.



Tenìa una historia.

Escondida aquì en estos versos
en otro poema contarà su historia.

Tal vez no serè quien lo escriba.

No sè si ello sea el argumento para caminar por
un poema. No lo sè.

Pero es su destino.






Guillermo paredes mattos

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