Nunca estar donde se debe. Sòlo estar.
Conocer que arpa interviene en el oceano
cuando nada se espera y sòlo adquirimos
conceptos y nieblas, arboles de seda
llenando de ruinas y telarañas un sonido,
un reino de metal, una postura de hielo.
Todo ello tan nuestro, màs que un adjetivo
màs que la tradiciòn elevada al hercho con
gritos de cirugìa, las mìas por ejemplo.
Sòlo estar, vivir por advenimiento, contener
la risa de una làgrima entre dirigibles,
amenazar a la curiosidad desde las sombras,
mantener en vilo a los tuertos
despedazar un coloquio mestrual
donde se juntan otros paises,
otras politicas para la sangre.
Nunca estar donse se debe, compartir
cumbres de ira con la experiencia
dar a dios un motivo para desconocernos.
Y en ese absurdo punto
volver a un poema.
Guillermo isaac paredes mattos
sábado, 19 de marzo de 2011
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