martes, 30 de octubre de 2018

Los Arboles de Nieve





El  uno y la multiplicidad.
El uno y el verbo durante una abstracción que
emana de la arena junto a un relámpago.
El silencio con determinada continuidad, propia
de las astronomías sobre el follaje. El uno
siempre esloveno terrestre.
Absoluta gravedad.

El principio y sus huesos abrazados por los músculos.
La fonética de este día a plazos.
Mercantil, simétrico.
Amparado en algún punto de la frente por un pensamiento.
Un pensamiento cuya voluntad evalúa el sentido
de los pájaros en las semáforos.
En los carbones.

Y en el horizonte más de un crepúsculo.
Más de una luz botánica.
Más de un abecedario que contempla boreal una silaba.
El singular del escrúpulo.
El voluntariado de las botellas.
La ciudad sin variables o reencarnaciones
de carne.

No te engañes los hombres que cubren sus calles
son los mismos de hace siglos.

Ninguno crece como ahora.

Ninguno entre árboles de nieve.






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