martes, 23 de octubre de 2018
Allí Donde se Encuentra el Latido
El silencio despierta y lleva un pájaro en la boca.
En un principio pensé que tal pájaro era
dicotómico.
Por su cuello se desliza un vellocino.
Desde las palabras que giran sobre ese vellocino
nos muerde una pantera.
Los dioses arrojan manzanas desde edificios
aledaños y en los zoológicos las leyes nos dicen que
eso es imposible.
La constelación en un pubis representa el signo de
aquello que es infinito. Eso sostiene
la aurora.
Metros y árboles de carbón recorren astronomías.
Linternas de papel determinan el futuro
de las palabras que en esta ocasión será desvanecerse
entre iridiscencias.
-no sé si eso es hermoso,
no sé que papel cumplirá la estética en ello-
Cuadros de esoterismo anhelan una
raíz en cada superficie.
Dioses de arena extienden el desierto porque la
arena es elástica.
Lúmenes y collares son veletas de barro
ebrios de astrofísica.
La primavera es un deseo y el hombre otro.
La naturaleza calla ante ello pero con una amapola
en el pecho.
La amapola ha elegido ese lugar.
Porque debajo de él se encuentra el latido.
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