miércoles, 24 de octubre de 2018

El Destino de los Eslabones



                                                                               



El ejercicio de la espuma en la orilla.
El sol con antorchas perpendiculares.
Lleno de telescopios y núcleos.

El horizonte llegando a las multiplicaciónes.
La estructura del polinomio una vez alcanzadas las raices.
La brisa del monólogo entre tus cabellos y profundamente
lo hialino citando en tu silueta la forma del 
crepúsculo. No sé si siempre fue un cono.
No sé si una manzana.

Enciclopedias de humo entre barbaries de adioses.
Carbones boreales mordiendo el roce de los lagartos
interrogando al polen por los diálogos.

-eso acontecía desde hace siglos en la orilla-

Profecías de arena en un vértigo de trigo donde
las hipérboles edificaban solsticios.
Menguantes semejantes a los que coloca un ser
en las crestas. Sí. Justo allí donde el pelícano
no logra conjurar una ola.

Anocheceres con un cometa de iris en tus ojos
desprendiéndose de su mirada.

-miles de ellos se convirtieron en imagenes-

Y recuerdas, el amor era una proposición que parecía
desnudar los países y ninguno de los dos
creía en los laberintos.

Para nosotros era muy dificil concebir la existencia
de un minotauro.

Era más sencillo arrojar eslabones.

Eslabones dormidos entre las palabras.






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