lunes, 22 de octubre de 2018
Aquello que se Purpuriza
Algunos días el animal vuelve al preludio.
En la casa que habita duermen hojas amarillas.
En el corazón de cada una de ellas vibra el
plasma.
Pirámides sobre un núcleo de ámbar
proyectándose hacia el horizonte igual que una cúpula
llevada por las alas de un ave, son descritas
por sus ojos.
Allí se suspenden los racimos.
También sigilisos deuteronomios,
contracciones con direcciones y verbigracias
del génesis.
-digamos que el espanto por un segundo es biblico-
Coloquialismos al pie del hierro con un dado
y el desplazamiento del mismo con una cuchara en
sus sienes.
La cigarra recorriendo la miserable hegemonía
de un sueño que se purpuriza.
-quizá ese purpurizar sea la dimensión de todo
lo que es letra, silabra y palabra en esta hoja-
Que deja sus monólogos en el canto
de misteriosos presagios.
-todos en el horizonte son alcanzados por el
verbo-
Algunos días el animal.
El menguante de pubis en el preludio.
La catarata que por ser inasible
oprime la naturaleza de las cosas en el desdecimiento.
Ese al cual intentan llegar las uvas
cada noche.
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