sábado, 29 de abril de 2017

Los Circulos de los Eslabones




No es como en el origen.
En èl todas las palabras se desnudaban en la marea
en proporcionalidad a lo grisaceo y las constelaciones
emigraban de una ola hacia los minaretes o tal vez
los minaretes eran collares.

Lo cierto es que existìan faroles y serpentinas donde 
probablemente oscilaba un dequeismo. Un nocturno
pleno y ortogràfico como un asteroide o una
sintesis, urbana y llena de armatostes.

Y en una luz  fotografiada en
un ritmo inasible para el vapor se hablaba
de las medallas que continuamente en la boca
disponìan el uso de la electricidad en las ramas de 
los àrboles, para que la energìa nos dejara
ver en su luz por la noche, las silabas que siempre
son errantes. 

No es como en un  principio.
Todo estaba lleno de tejidos y ballenas.
Lo crepùscular redactaba la forma del acento en un
siseo. Las sienes comparaban el centro de una ciudad con
aquello que entre la alquimia es reclutado. 

Las plumas deletreaban entre las piràmides 
y en un apartado de piel tan susceptible como la
versatilidad, el orin de las cigarras
expandìa sus acidos.

Memorias de un prisma en los acantilados
con burbujas de frìo ebrias de eslabones y puentes.

De lamparas de barro en las crestas de los
abecedarios.

Anhelando alamedas de ambar. Ciegos horizontes 
de plastilina y arcilla.

Formando circulos entre los eslabones.









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