lunes, 19 de enero de 2015
Principio
El poema despierta.
Lo he saludado, lo cual no implica la
caida de una metafìsica.
He pensado en èl como un sìmbolo
pero un sìmbolo siempre està desplegàndose
y deja muy atràs la metàfora.
Despierta. Està lleno de serafines
ahora que ello sucede. Uno de ellos evoluciona
a un talmudico arcangel, ello no necesariamente
expresa un cabalismo. Es sòlo un arcangel
que cuenta los nùmeros hasta que las
palabras en ellos se convierten
en suicidas. Pero ello es
ora experiencia.
El poema despeirta. Su teorìa y practica
pertenecen a la tradiciòn del candil dirigiendose
a una llama. Si tuviera que extender estas
cosas, dirìa que toda teorìa deviene
entre neologismo y la pràtica es
un bosque que ha superado
su estètica.
Pero el poema a veces es definido en su sueño
como sinuoso y me alegro por los buques
por las cuentas de agua y electricidad
en esta casa
por las oligarquìas muy mal definidad en una
hilera de hormigas.
Yo. Yo me siento tan teòrico y pragmatico
a pesar de mis propios estadìos.
Y sentirse asi es cantar sin voleas
reconocer un paso en la lluvia
perfeccionar el movimiento de los relojes
mientras se borran en el tiempo
indagar entre culebrinas la historia màs
que la leyenda de la polvora. Yo me
siento como tù al acercarse a
este texto.
Absolutamente perdido en el principio
de la nada.
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